Salud y seguridad en el trabajo: el impacto de las enfermedades cardiovasculares

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Por América Torres

La salud y la seguridad en el trabajo son fundamentales. Por eso, es imprescindible contar con medidas adecuadas para proteger el bienestar fisico y emocional de los trabajadores. Dado que las cifras de muerte por paro cardíaco son muy altas en toda América Latina no es extraño que una de las necesidades más destacadas sea la disponibilidad de desfibriladores automáticos externos (DEAs) y la capacitación de brigadistas para atender paros cardíacos. En este artículo, exploraremos porqué estas buena prácticas, además de que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte, también amortiguan el impacto financiero que puede afectar a la empresa por no estar preparada para atender estos eventos.

La prevalencia de las enfermedades cardiovasculares

Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causa de muerte en todo el mundo.  El documento “Health at a Glance: Latin America and the Caribbean 2023”, publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) menciona que, de acuerdo con datos del 2019, las enfermedades cardiovasculares causaron más de 2 millones de muertes en América Latina.

Existen varios factores que pueden contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Algunos de los más comunes incluyen la falta de actividad física, la mala alimentación, el consumo de tabaco y el estrés. En particular, el estrés laboral puede tener un impacto significativo en la salud cardiovascular de los trabajadores. Las largas horas de trabajo, las exigencias emocionales y la presión constante pueden aumentar el riesgo de enfermedades del corazón. Por lo tanto, es crucial tomar medidas para reducir el estrés laboral, promover un entorno de trabajo saludable y sobre todo, estar preparados para atender un paro cardíaco.

La importancia de los desfibriladores y los brigadistas capacitados en el lugar de trabajo

De acuerdo con la American Heart Association (AHA), en los Estados Unidos, cada año se presentan 10,000 paros cardíacos en los centros de trabajo. Y solo el 50% de las personas son capaces de ubicar donde está el desfibrilador externo automático (DEA) en dichos lugares.

Según la AHA, una muestra compuesta por 2,000 empleados que laboraban en oficinas corporativas, así como en los ramos  de hospitalidad, educación e industrial, dejó en evidencia que:

  • El 55 por ciento de esas personas no había recibido capacitación en primeros auxilios o RCP y DEA por parte de su patrón.
  • En los centros de trabajo en donde la capacitación estaba disponible, a menudo era entrenamiento en RCP o en primeros auxilios, no ambos.
  • La mitad de todos esos trabajadores no pudo localizar un DEA en su centro de trabajo.
  • En la industria de la hospitalidad, el 66 por ciento de los empleados no sabían en dónde se ubicaban los DEAs.

Estos datos son realmente preocupantes porque cuando se presenta un paro cardíaco, cada segundo cuenta. Según la American Heart Association (AHA), la supervivencia de una persona que experimenta un paro cardíaco súbito disminuye entre un 7% y un 10% por cada minuto  que pasa sin recibir reanimación cardiopulmonar (RCP) y sin el uso de un desfibrilador. Sin embargo, cuando se aplica RCP y se utiliza un DEA en los primeros minutos la probabilidad de supervivencia de la víctima puede incluso duplicarse. Estas estadísticas, aunadas a las prevalencia de enfermedades cardiovasculares en Estados Unidos y en América Latina, demuestran claramente porqué es imprescindible contar con desfibriladores y con personal capacitado en el lugar de trabajo para utilizarlos de manera efectiva.

Prácticas recomendadas por la OSHA para implementar
el uso de DEAS en el trabajo

Salud y seguridad en el trabajo

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La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) brinda pautas claras y recomendaciones para implementar el uso de desfibriladores en el lugar de trabajo.

Esta institución cuenta con datos que demuestran que tener un programa de seguridad y salud que ayude a prevenir lesiones y muerte aporta numerosos beneficios para los empleados y para las empresas.

De hecho, un programa estructurado puede ahorrarle sufrimiento y problemas financieros a los trabajadores; para las empresas, reduce los retrasos en la productividad y el riesgo de tener que desembolsar cuantiosas reclamaciones. En un estudio en la ciudad de Ohio, entre pequeñas empresas que adoptaron programas similares a los que la OSHA recomienda, se observó lo siguiente:

  • La cantidad promedio de reclamos disminuyó en un 52%.
  • El costo de los reclamos disminuyó en un 80%.
  • La pérdida de tiempo promedio disminuyó en un 87%.
  • Los reclamos (en millones de dólares de nómina) disminuyeron en 88%.

Asimismo, las empresas deben considerar los costos indirectos asociados a los eventos que ponen en riesgo la salud y seguridad de sus trabajadores, como:

  • Pérdida de tiempo debido al cese de tareas durante las investigaciones posteriores al evento.
  • Capacitación y otros costos inherentes a la necesidad de reemplazar al trabajador lesionado.
  • Pérdidas o daños a las instalaciones/ maquinaria.

Se calcula que los costos indirectos son  2,7 veces los costos directos. (Fuente Leigh, J.P. (2011), Economic Burden of Occupational Injury and Illness in the United States. Milbank Quarterly, 89:728-772.4).

Como ya habrá notado, los beneficios económicos de contar con un programa superan con creces los costos que implica invertir en DEAs y capacitación. Asimismo, hay que tomar en cuenta los efectos positivos a nivel psicosocial que se generan en el ánimo de la plantilla laboral cuando se siente protegida.

¿Cómo empezar a brindar salud y seguridad en el trabajo?

La OSHA ofrece una serie de pasos sencillos diseñados para que las empresas que no cuentan con un programa de Salud y Seguridad en el trabajo, den los primeros pasos para adquirir esta cultura. Adoptar estos consejos es una base que permitirá crear una estructura sólida en lo sucesivo. Algunos de los pasos que se sugiere que los patrones sigan son:

  1. Poner la seguridad y la salud como una prioridad. Infórmele sus empleados las medidas que ha tomado para mantenerlos protegidos.
  2. Poner el ejemplo. La empresa debe cumplir con los estándares de seguridad para que el ejemplo permee.
  3. Implemente un sistema de informes. Prepare un formato sencillo para que los empleados informen al área de Recursos Humanos de cualquier condición de salud, lesión o accidente sin miedo a represalias.
  4. Ofrezca capacitación. Lo ideal es capacitar al personal para que pueda brindar primeros auxilios, RCP y que aprendan a usar un DEA.
  5. Diseñe un plan de emergencias. Identifique las emergencias que se puedan presentar y creé un protocolo para que todo el mundo sepa qué hacer en caso de que se presente un paro cardíaco u otra contingencia.

Es importante que las empresas tengan presente que muchas personas padecen enfermedades cardiovasculares y que el estrés asociado al trabajo incrementa exponencialmente el riesgo de que sufran un paro cardíaco. Por eso es imprescindible que adopten una cultura de prevención o mejoren la que ya tengan.

Por otra parte, adquirir DEAS y capacitar a los brigadistas puede ser un asunto que implique más responsabilidades para el área de Recursos Humanos. SCHILLER es una marca líder que ofrece soluciones integrales. Brindamos asesoría para elegir el DEA más adecuado a las necesidades de cada empresa, recomendamos cuántos necesita, dónde colocarlos, ofrecemos capacitación al personal que los operará y proveemos los accesorios y los consumibles.  De este modo, los DEAs siempre estarán listos para usarse cuando sea necesario.

Cuando se trata de salvar una vida, cada segundo cuenta. Por eso, los desfibriladores y los brigadistas capacitados pueden marcar la diferencia en caso de que se presenten paros cardíacos en el lugar de trabajo. Si necesita más información sobre las soluciones de SCHILLER para cuidar la salud y seguridad de sus trabajadores, haga clic aquí.