La batalla contra la muerte súbita cardíaca.

En Schiller, desde el principio le declaramos la guerra a la muerte cardíaca. Sabemos que esta batalla se ganará jugando en equipo, por eso nos sentimos tan orgullosos de poner al alcance de los médicos e investigadores equipos precisos con tecnología innovadora. Juntos, esperamos ver materializado el sueño de desterrar esta amenaza que pone en peligro las vidas de 6.2 millones de adultos, tan solo en los Estados Unidos.

Una lucha muy antigua

Hace siglos se creía que los seres humanos albergaban el amor en su corazón. Hoy sabemos que este órgano no contiene el amor, pero es importantísimo que esté saludable para poder dar afecto y disfrutar de la vida. En este mes en el que hay corazones por todas partes debido al Día de San Valentín, queremos aprovechar ese pretexto para hacer un breve recuento de todo lo que la ciencia ha avanzado para cuidar el corazón y sanarlo.

Hay opiniones que concuerdan en que los enemigos que aquejan al corazón son resultado de la vida moderna, tan sedentaria y con tantas opciones de alimentos poco saludables al alcance de la mano. Sin embargo, el reporte publicado en JAMA, (18 de noviembre, 2009)  mostró evidencias de que la clase alta egipcia padecía ateroesclerosis, infartos y ataques cardíacos. Esto sugiere que los factores de riesgo para el corazón van mucho más allá del estilo de vida.

El corazón ha intrigado a los médicos antiguos y modernos desde siempre. Como sabemos, el primero que reportó que la sangre recorre el cuerpo de manera circular fue William Harvey, médico del rey Charles I de Inglaterra. Pero antes de eso, en Florencia, Italia, Leonardo Da Vinci ya había hecho una minuciosa descripción de una muerte por enfermedad coronaria (aunque no era médico). Más adelante, el doctor Fredrich Hoffmam (Universidad de Halle, Alemania) se dio cuenta de que este mal se caracteriza por un estrechamiento de las arterias coronarias.

Hay muchas otras fechas cruciales que fueron los primeros pasos de lo que hoy es una lucha sostenida e implacable contra la muerte cardíaca:

Angina. Este síntoma de enfermedad coronaria fue descrito por primera vez en 1768 por William Heberden. Y el doctor William Osle (Hospital Johns Hopkins) tipificó la angina como un síndrome, no como enfermedad. A principios del siglo XX, el cardiólogo James B. Herrick concluyó que el estrechamiento de las arterias coronarias contribuía a la angina.

La American Heart Association. En 1924, como respuesta a los hallazgos a lo largo del tiempo y al creciente interés en el tema coronario, nace la AHA. Las asociaciones y médicos que la integraban en aquel momento buscaban crear un frente unido para tratar de frenar la muerte de sus pacientes.

Cateterización cardíaca. Los incesantes esfuerzos de los médicos e investigadores dieron frutos y así se descubrieron las ventajas de la cateterización del corazón. El crédito de este gran avance le corresponde a los médicos Egas Moniz (Portugal) y Werner Forssmann (Alemania). A esto se sumó, a principios de los 60s, la aportación del pediatra Frank Mason Sones, Jr., quien inventó la angiografía coronaria, lo cual le dio a los especialistas una considerable ventaja en la carrera para evitar la muerte cardíaca.

La dieta y el corazón. La estrecha relación entre la salud cardíaca y una alimentación saludable quedó clara en la década de los 50´s gracias a las investigaciones de John Gofman (descubrió el colesterol LDL y HDL) y de Ancel Keys (señaló las ventajas de la dieta mediterránea).

Cirugías que salvan vidas. Entre 1960 y 1980 fue posible hacer uso de recursos nunca antes vistos como el stent, la angioplastia con balón y el bypass, lo cual cambió para siempre el pronóstico de los pacientes cardíacos. Gracias a estos avances quirúrgicos, padecer una afección cardíaca dejó de ser necesariamente una sentencia de muerte.

¿Qué sigue?

La investigación en el área cardiológica jamás se ha detenido, y de hecho, la pandemia de COVID-19 la ha llevado a nuevos horizontes. Ahora, además de tratar de resolver los viejos enigmas se ha sumado uno más: cómo minimizar los daños al corazón que muchos pacientes de COVID-19 sufren y porqué unos mueren y otros no. Aunque falta mucho para ganarle la guerra a la muerte súbita cardíaca, confiamos en que cada paso nos acerca más a la victoria.