Factores de riesgo de enfermedad cardiovascular en las mujeres durante su vida reproductiva

Enfermedad cardiovascular riesgos en mujeres

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Por América Torres

Además de los factores de enfermedad cardiovascular ya conocidos, las mujeres enfrentan riesgos adicionales durante la etapa reproductiva y el embarazo. El documento “Pregnancy and Reproductive Risk Factors for Cardiovascular Disease in Women” de Anna C. O’Kelly et al. resume la evidencia disponible acerca del hecho de que algunas etapas y aspectos de la vida reproductiva femenina pueden elevar su riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular. A continuación le ofrecemos un resumen de algunos de los aspectos que incluye este documento.

Enfermedad cardiovascular: diferencias por sexo

La enfermedad cardiovascular (ECV) es la principal causa de muerte entre hombres y mujeres a nivel mundial. Si bien unos y otros comparten riesgos, las diferencias por sexo pesan. Y en este caso, las mujeres enfrentan algunos factores específicos durante su vida reproductiva y el embarazo que pueden incrementar sus riesgos. Por ejemplo:

  • Ser menarcas tadías o tempranas
  • Síndrome de ovario poliquístico
  • Infertilidad
  • Problemas asociados al embarazo, como diabetes gestacional, nacimiento prematuro o hipertensión
  • No amamantar

Por lo tanto, los autores del documento sugieren que podría ser útil incorporar la historia reproductiva de las pacientes en la práctica clínica y en las investigaciones.

Riesgos cardíacos en la menarquia

Se considera menarquia temprana cuando ocurre antes de los 12 años de edad. Hay una clara relación entre la menarquia temprana y un elevado índice de masa corporal (IMC) durante la infancia. Y al contrastar el inicio normal de la menstruación vs. temprana/tardía las dos últimas se asocian con niveles altos de insulina, glucosa, grasa corporal y presión arterial en las chicas adolescentes.

El sobrepeso puede deberse a causas genéticas. O bien, a un estilo de vida sedentario y con malos hábitos alimenticios. Pero cualquiera que sea la causa, eso genera niveles altos de leptina. Dicha hormona tiene qué ver con niveles altos de adiposidad, los cuales favorecen la menarquia temprana. Esta falta de regulación de adipoquinas durante la pubertad puede tener un efecto negativo en el metabolismo de las adolescentes, porque aumenta su riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares en su vida adulta.

Repercusiones de la infertilidad/tratamientos de infertilidad

Es común que las mujeres infértiles presenten diabetes, obesidad o hipertensión crónica, por lo que no es extraño que su riesgo de enfermedad cardiovascular se incremente por estos factores. Adicionalmente hay que considerar que se ha visto que la tecnología de reproducción asistida (ART por sus siglas en inglés) entraña riesgos de ECV, aunque aún no se conocen bien las causas.

La ART presenta tasas significativamente altas de problemas asociados con el embarazo, como hipertensión y/o diabetes gestacional, los cuales, a su vez, acrecentan el riesgo de enfermedad cardiovascular. De hecho, una revisión sistemática de 47 estudios mostró que la fertilización in vitro se relacionaba con desórdenes hipertensivos durante el embarazo.

En contraste, en un estudio de cohorte en el que participaron >6000 mujeres no se observó un incremento de riesgo después de un tratamiento exitoso. Esto hace pensar que la tecnología reproductiva no es necesariamente un factor de riesgo por sí misma. Sin embargo, hacen falta más estudios para saber si es causal de ECVo no.

Riesgos durante el embarazo

Los desórdenes hipertensivos durante el embarazo son factores del desarrollo a largo plazo de hipertensión crónica y otras condiciones cardiovasculares como enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular y falla cardíaca, entre otras. Y las mujeres con un historial de desórdenes hipertensivos durante la gestación suelen desarrollar ECV tempranamente.

En esos casos, la hipertensión, la diabetes y la hiperlipidemia se diagnostican hasta 10 años antes de lo normal. Lo cual sugiere que dichos desórdenes están asociados con el envjecimiento cardiovascular acelerado. De hecho, los marcadores subclínicos de daño vascular son significativamente más prevalentes entre las mujeres con historial de desórdenes hipertensivos en el embarazo vs. las que no los presentaron

Menopausia y enfermedades cardiovasculares

El impacto de esta transición que marca el fin de la etapa reproductiva femenina tiene una gran influencia en el riesgo de enfermedad cardiovascular. Hay muchas causas para que esto ocurra. Para empezar, durante la transición de la menopausia las mujeres experimentan cambios en los niveles de lípidos y lipoproteínas, por lo que es común que entre 1 año antes – 1 año después del inicio presenten un incremento de colesterol total, colesterol LDL y apolipoproteína B (APO B), independientemente de su edad cronológica.

Además, cuando llegan a esta etapa presentan aumento de peso, que aunque aparentemente no se relaciona con la perimenopausia, sí incide en el sitio en el que las mujeres almacenan grasa, incluyendo la grasa cardiovascular.

Asimismo hay que considerar la rigidez arterial, ya que la transición de la menopausia se asocia con la remodelación vascular adversa. La rigidez de la arterias (medida con velocidad de ondas de pulso) se acelera 1 año después del inicio de esta fase, independientemente de otros factores de riesgo. Sin embargo, no está claro si estos cambios pueden predecir ECV.

Por otra parte, la relación entre la menopausia prematura y el riesgo ECV no es definitivo. Datos del Framingham Heart Study muestran que el peor factor de riesgo cardiovascular antes de la menopausia es cuando esta se presenta de manera temprana, independientemente de los agentes que favorecen el inicio de esta etapa.

Conclusión

A pesar de los avances para comprender los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular por sexo, aún falta investigar mucho para conocer su patofisiología y los mecanismos que pueden desencadenar la ECV en la vida de las mujeres adultas.

Los autores del documento que resumimos en este artículo indican que es necesario investigar si las estrategias de prevención, apegadas a las condiciones específicas de las pacientes, pueden reducir los riesgos cardiometabólicos. Para obtener resultados que aclaren las interrogantes sobre el tema es necesario incluir en los ensayos clínicos a mujeres en etapa reproductiva que estén embarazadas, o en lactancia, y también a personas perimenopáusicas.

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