Evaluación de cambios fisiológicos y conductuales prolongados asociados con COVID-19.

Traducido y comentado por Claudio López Bruzual MD

Este estudio de seguimiento de infecciones respiratorias basado en el uso de una aplicación, arroja reveladores datos preliminares sobre los pacientes de COVID-19 que padecen síntomas prolongados.

Los médicos han observado que los pacientes infectados por COVID-19 presentan síntomas prolongados de disfunción autonómica (también denominada disautonomía) y daño cardíaco, hasta 6 meses después de la aparición de la enfermedad.

En vista de este fenómeno se han comenzado a hacer diversos estudios. Uno de ellos fue el denominado DETECT (Digital Engagement and Tracking for Early Control and Treatment) el cual consistió en un estudio de investigación longitudinal a distancia, basado en una aplicación. Según sus autores, este es el primer estudio que examina datos provenientes de sensores portátiles de larga duración (wearable devices) como por ejemplo, sistemas de grabación de ECG de larga duración. Se trata de una tecnología que consiste en el uso de un conjunto de dispositivos electrónicos que se incorporan al cuerpo del usuario para interactuar con él de manera continua y proveer lecturas útiles, denominadas wearable data.

Para llevarlo a cabo, del 25 de marzo de 2020 hasta el 24 de enero de 2021 se inscribieron 37,146 participantes adultos de todo Estados Unidos, quienes aportaron datos portátiles (wearable data) para comprender mejor los cambios individuales asociados a la enfermedad viral, incluyendo el COVID-19.

El presente trabajo se centra en 875 individuos que informaron de síntomas de una enfermedad respiratoria aguda. Dichas personas se sometieron a la prueba del hisopo para COVID-19: 234 individuos resultaron positivos y 641 negativos.

Las afectaciones cardíacas y de patrón de sueño

La muestra que se sometió a este análisis estaba formada por dos tipos de participantes:

  • 234 individuos COVID-19 positivos con una edad media de 45.3 años (18-76 años); de ellos, 164 eran mujeres (70,9%).
  • 641 individuos sintomáticos de enfermedad respiratoria aguda, COVID-19 negativos, con una edad media de 44.7 años (19-75 años); de los cuales, 455 eran mujeres (71,1%).

Los individuos con COVID-19 tardaron más en volver a su  Frecuencia Cardíaca de Reposo (RHR por las siglas en ingles de Resting Heart Rate), a su patrón previo de sueño y al nivel de actividad física de referencia, en comparación con los individuos sintomáticos COVID-19 negativos.

La diferencia entre los grupos fue más marcada para la RHR, ya que los individuos COVID-19 positivos experimentaron inicialmente una bradicardia transitoria, seguida de una taquicardia relativa prolongada que no volvió a la línea basal, en promedio, hasta 79 días después del inicio de los síntomas. El recuento de pasos y la cantidad de sueño volvieron a la línea de base antes que la RHR a los 32 y 24 días, respectivamente.

Los individuos con COVID-19 experimentaron diferentes trayectorias en el retorno de su RHR a su valor basal, en comparación con los individuos COVID-19 negativos. Un pequeño subgrupo de 32 participantes (13.7%) con COVID-19 mantuvo una RHR de más de 5 latidos por minuto que su RHR basal, la cual no volvió a su normalidad durante más de 133 días.

Durante la fase aguda de COVID-19 los individuos de este grupo informaron lo siguiente:

  • Una mayor frecuencia de tos: 27 participantes (84.4%) frente a 57 participantes (55.3%) en el grupo de <1 latido por minuto y 57 participantes (57.6%) en el grupo de 1-5 latidos por minuto.
  • Dolor corporal: 20 participantes (62.5%) frente a 42 participantes (40.8%) en el grupo de <1 latido por minuto y 35 participantes (35,4%) en el grupo de 1-5 latidos por minuto.
  • Dificultad para respirar: 9 participantes (28.1%) frente a 9 participantes (8.7%) en el grupo de <1 latido por minuto y 6 participantes (6,1%) en el grupo de 1-5 latidos por minuto, en comparación con los otros grupos.

Otros datos relevantes

  • Los investigadores encontraron un impacto de la infección por COVID-19 que duró aproximadamente de 2 a 3 meses, en promedio, pero con una variabilidad sustancial entre los individuos. Esto pudiera reflejar diversos niveles de afectación del sistema nervioso autónomo, o una posible inflamación en curso.
  • En otros estudio previo de seguimiento de casos se observó bradicardia transitoria con una duración aproximadamente de 9 a 15 días desde el inicio de los síntomas, lo cual también apareció en este trabajo.
  • Los datos del estudio sugieren que los síntomas tempranos y la mayor respuesta inicial de la Frecuencia Cardíaca de Reposo a la infección por COVID-19 pueden estar asociados con la duración fisiológica de la recuperación de este virus.

Como ya se habrá dado cuenta, este estudio señala un novedoso camino en lo que refiere a investigación clínica, ya que combina datos extraídos del uso de wearables (por ejemplo, sistemas de grabación de ECG de larga duración) con variables clínicas recogidas por el uso de aplicaciones, lo cual permite hacer seguimiento de grandes grupos poblacionales.