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Médicos de profesión, mensajeros por vocación

Cuando hay problemas (¡y vaya que el coronavirus le dio un nuevo sentido a esa palabra!) podemos salir adelante si tenemos personas significativas en nuestra vida. Y esto viene al caso en esta ocasión porque antes de la pandemia esas personas solían ser familiares y amigos, pero después del COVID-19, el término “personas significativas” se ha redefinido, y de una manera u otra esa relación se ha extendido a los médicos. .

Por supuesto que no es algo que esté escrito, todavía, pero basta con preguntarle a quienes se contagiaron con coronavirus quién los sostuvo durante la enfermedad. Especialmente a los que la padecieron al principio de la pandemia, cuando poco se sabía sobre el enemigo; todos coincidirán en que el personal sanitario hizo lo que se podía por su cuerpo y que lo que les permitió salir adelante fue la compasión y la solidaridad humana de los médicos y enfermeros.

Héroes de cuento de hadas

Hay un cuento escrito por los hermanos Grimm titulado “El ahijado de la muerte”. La historia trata de un campesino pobre que busca un padrino poderoso para el menor de sus numerosos hijos. El hombre elige a la muerte como madrina, quien se presenta a la ceremonia de bautizo y no regresa a visitar a su ahijado hasta que es mayor. La muerte lleva al chico al bosque y le muestra una planta maravillosa que tiene el poder de curar cualquier enfermedad. Le indica que se la lleve y que la use para sanar a las personas, prometiéndole que con eso ganará fama y riqueza. Sin embargo, la muerte le pone una única condición: si lo ve a los pies de la cama del enfermo debe abstenerse de darle la planta; el precio de romper la regla es perder la vida.

El chico comienza a ejercer y pronto se hace de renombre por sus extraordinarias habilidades como médico (por supuesto, nadie sabe la verdadera razón de ellas). Todo va bien hasta que se enferma el soberano del reino, quien manda llamar al maravilloso médico; pero lo primero que este ve en cuanto entra a los aposentos del soberano es a su madrina a los pies de la cama. A pesar de la advertencia, el médico decide salvar al rey, lo cual le cuesta una severa llamada de atención y que la muerte le recuerde que no lo perdonará la próxima vez. El médico promete no volver a desobedecer, pero al poco tiempo la hija del rey enferma, así que de nuevo lo mandan llamar. ¿Y quién está a los pies de la cama de la princesa? Sí, la muerte. A pesar de la amenaza que pesa sobre él, decide curar a la enferma real y por supuesto, recibe el castigo anunciado.

Este cuento representa la importante labor que los médicos y enfermeras han llevado a cabo en tiempos de pandemia. Atendieron a todo el mundo a ciegas, con la única certeza de que enfrentaban un enemigo letal que amenazaba la vida de todo el mundo por igual.

A pesar del riesgo que corrían ellos y sus familias se quedaron en la línea de fuego usando sus conocimientos, su imaginación y su inventiva para tratar de salvar vidas. Y cuando la guerra por la vida del paciente estaba perdida, comunicaron mensajes de amor, de esperanza, y en millones de casos, de despedida con la triste satisfacción de mitigar el profundo dolor de todas las personas que desafortunadamente perdieron a sus seres queridos en esta pandemia sin precedentes.

Doctor, enfermera y a todos los profesionales de la salud, admiramos el valor con el que enfrenta día a día los retos de su práctica y cómo ha luchado contra la pandemia con su vocación y sus conocimientos. Por su entrega y las infinitas muestras de humanidad que no duda en repartir generosamente entre sus pacientes, muchas gracias, Doctor.

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